Ahora lo veo todo tan claramente que me
siento estúpida. Estúpida por haber dado absolutamente todo de mí porque
funcionara, cuando él no daba nada. Estaba tan sumido en sus propios problemas,
en su propio ego (ese ego que no significa que seas una persona muy segura ni
que irradies autoestima, sino que sólo piensas en ti, aunque sea de manera
autocompasiva) que no hizo nada por nosotros. Y yo pensaba: "Está mal,
tengo que tratar de ayudarlo, yo puedo tratar de mantener la relación viva,
aunque sea sola, yo lo llamo, yo voy a su casa, yo le sorprendo con pequeñas
cosas para que se sienta mejor". Ahora veo mi error. Le dí todo en
bandeja. Él no tenía que hacer nada, yo lo hacía todo. Y de pronto, ya no había
una relación, solo estaba yo, más sola que nunca, al lado de una persona que
decía que me amaba, pero que no tenía ninguna acción ni gesto que lo
demostrara.
Fragmento extraído de "El blog de la Ex."
Y resulta que a miles de kilómetros pasan las miles de mismas cosas.