Y a veces sólo basta una mirada.
A veces las palabras no consiguen abarcar lo que uno siente.
A veces ni siquiera podemos expresarlo con algo.
Simplemente porque lo que queremos expresar,
no se dice con algo.
Simplemente va ímplicito en nosotros mismos.
En cada uno de nuestros gestos.
Porque somos algo más que todo lo que existe.
Es como quererle explicar a alguien qué es la
tristeza, o qué es la decepción.
Es como querer explicarle a una persona ciega
cómo es el mundo.
Sólo podrá hacerse una idea.... pero nunca
podrá saberlo con exactitud.
Supongo que eso es lo que nos ocurre.
Somos ciegos ante la inmensidad de las personas
que nos rodean. Y sólo podemos intuir lo que sienten.
A veces casi podemos percibirlo con claridad.
Pero todavía no existen unos ojos que nos dejen
ver el corazón.
Quizá algún día...