
Miramos con desgana
amamos con tristeza
e irremediablemente
el prójimo lo nota
Quizá
hay que cambiar los ojos
y abrir el alma
que así
pueda entrar la alegría
que está acostumbrada a estar fuera...
como si fuera demasiado grande para nosotros
Quizá lo sea
Ginie
Alguien me dijo hace tiempo este secreto a voces: Existen personas que sólo saben sufrir y nunca han tenido la oportunidad (como tú dices) de dejar entrar la felicidad.
ResponderEliminarYo creo que todos somos así, la diferencia es el grado en que dejamos pasar esa alegría y que cada uno obtiene la felicidad de una manera diferente.