Pasan los días, las horas, los segundos, los momentos.
Este abrazo.
Nada, nunca, siempre, jamás... Son palabras infinitas.
Como esta soledad que no me deja ver lo que hay frente a mí.
El futuro es un precio a pagar en la aduana del tiempo.
Y yo no sé si tengo dinero suficiente.
Préstame tus miradas y veré si puedo hacer chantaje al aduanero.
Seguro que cae en la tentación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario